En Asemafor, estamos convencidos de que el manejo adecuado de los residuos orgánicos no solo mejora la eficiencia operativa, sino que también puede convertirse en una herramienta fundamental para la sostenibilidad. Por ello, estamos implementando estrategias de compostaje directamente en los campus donde trabajamos.
Durante las labores de mantenimiento de jardines y áreas verdes, se generan grandes volúmenes de residuos vegetales, como hojas, ramas, flores secas y restos de poda. Tradicionalmente, estos residuos eran trasladados a tolvas o retirados mediante camiones, lo que implicaba un costo logístico y un impacto ambiental significativo. Hoy, en cambio, optamos por compostarlos en el mismo lugar donde se producen, promoviendo así una economía circular real.
¿Cómo funciona?
Se identifican zonas dentro del campus —como bancales o sectores poco utilizados— que pueden habilitarse como áreas de compostaje. Los residuos son separados, triturados si es necesario, y dispuestos en capas alternadas para favorecer su descomposición. Se controla la humedad, el oxígeno y la temperatura del compost, y la mezcla se revuelve periódicamente.
Este proceso, que puede durar entre 3 y 6 meses dependiendo del clima, da origen a un abono natural rico en nutrientes, el cual puede ser utilizado en los mismos jardines o en nuevas plantaciones dentro del campus.
Beneficios del compostaje in situ:
- Reduce costos de traslado y disposición de residuos.
- Aporta materia orgánica al suelo, mejorando su estructura y fertilidad.
- Disminuye la huella de carbono asociada al manejo de áreas verdes.
- Promueve la biodiversidad microbiana del suelo.
- Fortalece la identidad ambiental del campus.
En Asemafor, esta iniciativa forma parte de nuestro compromiso con la sustentabilidad. Más allá del mantenimiento tradicional, buscamos diseñar sistemas que imiten los ciclos naturales y restauren los servicios ecosistémicos en cada uno de nuestros proyectos.