Introducción
De acuerdo a lo señalado por Promis (2020), en el pasado, las categorías de uso de suelo más extensas en Chile eran los bosques nativos y el matorral. Potencialmente, el bosque nativo alcanzaba a cubrir 38.3% de la superficie de Chile continental (28.5 millones de ha) y el matorral 34.5% (25.8 millones ha) (Luebert and Pliscoff 2017). En la actualidad, a lo largo de Chile continental existen 14.4 millones de ha de bosques nativos, 3.1 millones de ha de plantaciones forestales y 170 mil ha de bosques mixtos de especies nativas y exóticas (CONAF 2017a). Esto quiere decir que la presencia de bosque nativo habría disminuido a la mitad de la que potencialmente existía. Las principales causas de cambio han sido el reemplazo de bosque nativo a pradera y matorral, el cambio a uso agrícola y el desarrollo de plantaciones forestales (Lara et al. 2012).
El D.L. N° 701, normativa vigente en Chile, define forestación como; la “acción de poblar con especies arbóreas o arbustivas terrenos que carezcan de ella o que estando cubiertos de vegetación, ésta no sea susceptible de explotación económica, ni mejoramiento mediante manejo”. Y reforestación como: “la acción de repoblar con especies arbóreas o arbustivas mediante plantación, regeneración manejada o siembra, un terreno que haya sido objeto de explotación extráctica en un período inmediatamente anterior” (MInagri, 1974).
El presente informe constituye una revisión bibliográfica de los principales antecedentes que ponen en evidencia las ventajas de la reforestación o forestación con especies nativas de Chile.
Beneficios de las reforestaciones
La reforestación global es un importante problema ambiental de creciente preocupación. Los programas internacionales como la Iniciativa de las Naciones Unidas para Reducir las Emisiones por Deforestación y Degradación de los Bosques (ONU-REDD) son clave para implementar programas globales para reducir la deforestación, las emisiones a través de proyectos de reforestación y forestación.
Los esfuerzos para restaurar y establecer la cobertura forestal mundial tienen muchos beneficios a nivel químico, social y biológico.
Plantar nuevos árboles puede ayudar a reducir la concentración de CO2 en la atmósfera. Los gases de efecto invernadero como el dióxido de carbono y el metano contribuyen significativamente a un clima cambiante. Los bosques son un efectivo sumidero de carbono natural que absorbe gran parte del carbono emitido por la quema de combustibles fósiles. Revertir la deforestación global es un elemento clave de una estrategia de mitigación efectiva para combatir el calentamiento global.
Cuando los incendios forestales, los insectos o las enfermedades afectan a nuestros bosques, pueden tener una serie de efectos negativos de gran alcance. Afortunadamente, la reforestación ayuda. El establecimiento oportuno de las plántulas ayuda a impulsar la recuperación forestal. Así, dentro de los múltiples beneficios de la reforestación se pueden detallar:
a) Protección de especies: Además de los beneficios climáticos, la reforestación tiene el potencial de preservar especies en peligro de extinción. Un bosque en recuperación restaura la pérdida y degradación del hábitat, lo que representa una amenaza para la salud de las especies.
b) Erosión y cuencas hidrográficas: La deforestación daña y destruye los hábitats por la erosión. La restauración forestal puede revertir el daño causado por esta. Las cuencas hidrográficas regionales, un recurso vital para el desarrollo humano, afectado negativamente por la deforestación, pueden volver a la vida mediante la reforestación.
c) Salud de los bosques y resiliencia: La reforestación después de disturbios mejora la salud del bosque. Al sembrar la especie adecuada, la reforestación ayuda a que nuestros bosques sean más resistentes a los desafíos futuros, como el cambio climático y los incendios forestales.
d) Hábitat de vida silvestre: Nuestros bosques proporcionan hábitat para una increíble diversidad de vida silvestre. Proporcionan hábitat para miles de especies de vertebrados e innumerables invertebrados. Se sabe que casi un tercio de las especies amenazadas y en peligro de extinción dependen de los hábitats de los Bosques.
e) Calidad del aire: A medida que los árboles crecen y consumen aire, eliminan los contaminantes nocivos del aire. La reforestación ayuda a restablecer la cubierta forestal y mejorar nuestro “filtro de aire natural”.
f) Mitigación del clima: La reforestación ayuda a sostener y aumentar el potencial de secuestro de carbono de los bosques, mitigando los efectos del cambio climático global.
g) Fuente de semilla para el futuro: Las perturbaciones a veces pueden ser tan graves que pueden afectar la capacidad de los bosques para regenerarse en las próximas décadas. Plantar árboles ayuda a establecer una fuente de semillas para dar a nuestros bosques una mejor oportunidad de recuperación rápida.
h) Bienestar: Los vínculos entre nuestro bienestar mental y físico y la naturaleza son claros. Somos más felices y menos estresados cuando pasamos tiempo en la naturaleza. Al replantar nuestros bosques, estamos ayudando a hacer más espacio para que todos podamos encontrar tranquilidad.
Los beneficios de la reforestación y, en primer lugar, evitar la deforestación son claros. Los bosques ayudan a luchar contra el cambio climático global y ayudan a restaurar las especies en peligro de extinción. También permitirá a los seres humanos abordar mejor los problemas del hambre en el mundo, así como los problemas relacionados con el uso y la disponibilidad del agua. No obstante los beneficios generales mencionados, es importante establecer algunas diferencias en relación al tipo de reforestación escogido para realizar los repoblamientos forestales, ya que la magnitud de estos beneficios varía dependiendo de las especies que sean seleccionadas con el objetivo de la reforestación o forestación.
En Chile, la Ley 20.283, en su artículo N° 2, define una especie nativa o autóctona como: especie arbórea o arbustiva originaria del país, que ha sido reconocida oficialmente como tal mediante decreto supremo expedido por intermedio del Ministerio de Agricultura.
Mientras que para las especies denominadas exóticas, se establecen algunas diferencias de relevancia (MMA, 2020), dependiendo de la condición del ecosistema en el cual estas especies se encuentren establecidas. Así se reconoce como especie exótica o introducida a una especie alóctona, foránea, adventicia o no nativa, que se encuentra fuera de su área natural de distribución, y cuya presencia en un nuevo territorio se debe a la introducción, accidental o intencional, producto de la actividad humana. Una especie naturalizada o asilvestrada; es una especie exótica que se encuentra en estado libre, es decir, que ha sido capaz de establecer poblaciones autónomas en vida libre, dispersarse a nuevos territorios y reproducirse de manera natural, sin mediar intervención humana directa. Y finalmente una especie naturalizada o asilvestrada, será reconocida como una especie exótica que se encuentra en estado libre, es decir, que ha sido capaz de establecer poblaciones autónomas en vida libre, dispersarse a nuevos territorios y reproducirse de manera natural, sin mediar intervención humana directa.
A continuación se presenta una breve discusión en relación a las principales diferencias entre los beneficios que pueden generar las reforestaciones con especies exóticas versus aquellas ejecutadas con especies nativas.
¿Reforestación con nativas o exóticas?
De acuerdo a lo mencionado por Prado (2015); la destrucción sistemática de los ecosistemas nativos que se produjo a partir del siglo XVIII y que se mantuvo hasta mediados del siglo XX, trajo como resultado el deterioro del suelo, el agua y el paisaje. Las prácticas agrícolas en terrenos de aptitud forestal, especialmente en aquellos con pendientes superiores al 10%, generaron procesos de destrucción del suelo que no sólo impactaron negativamente a la agricultura, sino que embancaron los ríos y dieron origen a extensas dunas costeras, las que hoy cubren más de 80.000 hectáreas (Toro, 1998). La erosión de los suelos constituye en la actualidad uno de los problemas ambientales más significativos del país. Un estudio realizado por el Centro de Información de Recursos Naturales, CIREN (2010), concluye que 36,8 millones de hectáreas presenta algún grado de erosión, lo que equivale al 49,1% del territorio nacional y de ellas, casi 7 millones de hectáreas presentan erosión severa o muy severa. Es en estos terrenos donde las plantaciones forestales juegan un rol importante, ya que además de producir madera de manera eficiente generan una serie de co-beneficios, entre los que destacan la recuperación de los suelos degradados de la diversidad biológica y la mitigación del cambio climático. Durante los 20 primeros años de aplicación del D.L. 701, ley que bonificó el establecimiento de plantaciones, se plantó 1,2 millones de hectáreas en suelos degradados, con todos los beneficios antes mencionados (CONAF, 1998). La deforestación del territorio nacional no sólo ha deteriorado los suelos, sino que también ha tenido un importante impacto en la diversidad biológica, lo cual es particularmente importante, ya que Chile no posee una gran biodiversidad, pero se destaca por el endemismo de sus componentes, lo que constituye un patrimonio genético único en el mundo.
Por su parte Promis (2020), señala que los bosques nativos y las plantaciones forestales proveen múltiples beneficios para la humanidad: 1) bienes como madera, alimento, leña, forraje, recursos ornamentales y medicinales, y 2) servicios tales como secuestro de carbono, regulación de suelo y agua, hábitat para diferentes especies de flora y fauna, y recreación (Groot and van der Meer 2010). Sin embargo, salvo por la mayor rapidez para generar materia prima (madera y fibra) y recursos energéticos (leña y biocombustibles) por parte de las plantaciones respecto a los bosques nativos, prácticamente todos los servicios se ven reducidos a las primeras. Esto incluye los servicios de provisión (i.e., recursos genéticos, medicinas naturales, productos farmacéuticos y bioquímicos, recursos ornamentales), los de regulación (i.e., calidad del aire, clima, calidad y cantidad de agua, prevención de erosión, control biológico y polinización), los servicios culturales (i.e., estética, turismo recreacional, patrimonio cultural y de identidad, inspiración, información espiritual y religiosa, educacional, científico) y los de soporte (i.e., hábitat para especies de flora y fauna y mantención de biodiversidad) (Groot and van der Meer 2010).
De acuerdo al análisis realizado por Promis (2020), sin duda, una plantación genera más servicios que una pradera artificial o un cultivo agrícola abandonado, sobrexplotado o erosionado, tales como aquellas superficies donde se establecieron inicialmente las plantaciones forestales a principios y mediados del siglo pasado (Camus 2006). Pero la corta y la quema de bosques nativos para establecer campos agrícolas, ganaderos o plantaciones forestales de especies exóticas de rápido crecimiento implican cambios dramáticos en los atributos propios de un ecosistema forestal, es decir en la estructura, la composición de especies y las funciones y procesos ecológicos. Los bosques nativos presentan árboles con varias edades (estructura multietánea), alta diversidad de hábitats y especies, así como ciclos de nutrientes e hidrológicos más balanceados. Por el contrario, una plantación forestal de especies exóticas es monoespecífica (una sola especie), presenta una alta densidad de árboles con solo una clase de edad (plantaciones coetáneas) y se maneja en rotaciones cortas o relativamente cortas, para que siempre esté creciendo a tasas altas, lo que influye de manera directa en que los procesos y funciones sean acelerados, como por ejemplo elevadas tasas de consumo de agua y nutrientes, y que la provisión de diversos bienes y servicios sea mermada (Donoso and Otero 2005).
El cambio en los procesos ecológicos en las plantaciones con respecto a los bosques nativos es sustancial. Promis (2020) señala cuatro de estos aspectos: microclima, suelo y ciclo de nutrientes; biodiversidad; ciclo hidrológico y secuestro y almacenamiento de carbono.
a) Microclima, suelo y ciclo de nutrientes: aunque depende del objetivo de la plantación y el manejo que se efectúe, las altas densidades de árboles y coberturas de copa en las plantaciones forestales de coníferas exóticas en Chile producen una intercepción elevada de la luz que llega al piso del bosque, lo que luego influye en una reducción de la temperatura del suelo en comparación con bosques de especies latifoliadas (Donoso et al. 2014). Esta menor temperatura del suelo disminuye la tasa de descomposición de la materia orgánica que se encuentra en el suelo (Thiers et al. 2014). En general, la hojarasca de las especies de coníferas es más ácida y pobre en nitrógeno que la de especies latifoliadas y caducifolias, lo que también influye en su baja tasa de descomposición. Esto, en las plantaciones, puede producir una disminución de los procesos de mineralización, de la actividad biológica y de retorno de nutrientes al suelo (Lusk et al. 2001; Thiers et al. 2014). En el largo plazo puede ocurrir una mayor acidez del suelo (Schlatter and Otero 1995; Rivas et al. 2009; Thiers et al. 2014) y del agua que es capaz de infiltrar (Oyarzún et al. 2005) al cambiar la vegetación dominante del bosque nativo de latifoliadas a plantación de radiata, lo cual puede afectar su fertilidad (Schlatter and Otero 1995). A lo anterior se puede agregar una disminución de la productividad del sitio por la alta demanda de nutrientes del suelo, por las altas tasas de crecimiento de los árboles y las rotaciones cortas con las que se manejan estas plantaciones (Gerding 2009).
b) Biodiversidad: El tema de la biodiversidad en plantaciones forestales respecto a los bosques nativos ha sido ampliamente discutido, y la información disponible es contrastante (Brockerhoff et al. 2008). Plantaciones forestales monoespecíficas y monoestratificadas influyen sobre la disminución de la biodiversidad en su interior (Braun et al. 2017). Sin embargo, existen evidencias a nivel global que indican mejoras de la biodiversidad cuando hay un adecuado manejo de la plantación forestal (e.g., un período más largo de rotación, un mosaico de rodales con diferentes edades, plantaciones mixtas, etc.) y cuando hay influencia de bosques o vegetación nativa cerca de la plantación (Lindenmayer et al. 2003; Braun et al. 2017). En Chile central, además, la riqueza de especies de plantas nativas y endémicas estaría amenazada por la presencia de las grandes y continuas superficies con plantaciones forestales que rodean los pequeños fragmentos de bosque nativo (Braun et al. 2017).
c) Ciclo hidrológico: Las plantaciones forestales de especies exóticas de rápido crecimiento también reducen el suministro de agua (Álvarez-Garretón et al. 2019) al disminuir los caudales de los meses secos en las cuencas donde se encuentran establecidas (Little et al. 2009), el balance de agua (Huber et al. 2008) y el aumento del transporte de sedimentos (Oyarzún et al. 2011). Para disminuir este efecto se sugiere trabajar con rotaciones más largas (Scott and Prinsloo 2008) y una efectiva protección de las quebradas con bosques de especies nativas (Little et al. 2015).
d) Secuestro y almacenamiento de carbono: El secuestro de carbono en plantaciones forestales comerciales también se ha puesto en duda, debido especialmente a que el carbono almacenado en suelo y plantas es 28% menor en plantaciones respecto a bosques nativos (Liao et al. 2010) y a que el carbono secuestrado se libera rápidamente después de la cosecha de los árboles, la descomposición de los restos de la plantación y de los productos obtenidos de la madera (en gran parte fibra para celulosa y producción de papel) (Lewis et al. 2019).
Conclusiones
Las plantas nativas son las que se originaron naturalmente en el lugar donde se encuentran antes de la existencia misma del ser humano. La VIDA depende de la conservación de los ambientes naturales y las plantas nativas son la base de los mismos. Los sistemas que posibilitan la vida terrestre no podrían funcionar sin la flora originaria creciendo en el lugar donde nació. Ninguna otra forma de vida afecta tanto a todos los seres vivos como las plantas propias de cada lugar. Los grandes bosques y selvas de la tierra posibilitan una gran biodiversidad
Una de las razones que nos lleva a proponer el uso de plantas nativas es que principalmente estas especies interactúan con el medio y las demás especies (de flora y también de fauna). Otro punto es que algunas de estas plantas, se hallan exclusivamente en nuestra región, por lo cual si desaparecen aquí, lo harán para todo el mundo, no ocurriendo lo mismo con las plantas exóticas cultivadas.
El uso masivo de plantas exóticas, ha generado una simplificación notable de la biodiversidad tanto en los sitios parquizados como en las áreas naturales invadidos por los vegetales foráneos que tienden a desplazar a las del lugar.
En general las reforestaciones o forestaciones presentan múltiples beneficios entre los cuales se destacan: la protección de especies, la reducción de la erosión, la sanidad de los bosques y su capacidad de resiliencia, la generación de hábitats de vida silvestre, el mejoramiento de la calidad del aire, la mitigación de los efectos adversos del clima, entre otros.
No obstante, es importante destacar que existirán diferencias en las magnitudes de los diferentes beneficios a obtener de las reforestaciones, dependiendo de la selección de las especies o su origen (exóticas o nativas). Los cuales van a estar determinados, entre otros aspectos, por los objetivos de la reforestación y las condiciones originales del sitio (ecosistema) donde se quiera establecer el bosque.
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